Ansiolíticos fabricados en Polonia, antibióticos y tratamientos contra la enfermedad de Parkinson procedentes de Bombay (India), fármacos antihipertensivos eslovenos, «omeprazol» portugués y antiinflamatorios (ibuprofenos) germanos, llenan las vitrinas de las farmacias. Medicamentos producidos en países lejanos e incluso exóticos se han hecho un hueco destacado desde el año 2012 en los botiquines de los hogares andaluces desplazando a otras marcas conocidas, a menudo sin que sus dueños sean conscientes de ello.
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